Comenzaba
una nueva Semana Santa y con ello una nueva para mí. Pero no iba a ser una
semana como la de años anteriores, esta Semana de Pasión iba a ser diferente
debido a que tendría la oportunidad de salir y poder llevar entre mis hombros a
la Santísima Virgen de los Dolores.
Desde
pequeño he disfrutado de la Semana Santa de Ávila, pero desde hace un par de
años me he ido involucrando en la Semana Santa ciezana, desde los primeros
traslados de tronos antes de Viernes de Dolores o los ensayos con la Banda de
música. Pero una procesión que siempre había visto antes de marcharme era la de
“la Dolorosa”, y un sueño era salir con ella.
Llegó
ese día y después de tanto tiempo, mi sueño se cumplía. “La Dolorosa” salía por
la puerta y con ello comenzaba la Semana Santa de 2017. En el primer tramo no
cargaba con ella, pero con mi túnica puesta esperé a que el trono llegara al
relevo para hacer el cambio. Se palpaban los nervios en mi cuerpo y al final
llegó el momento, cargué con la preciosa imagen del escultor murciano González
Navarro.
Pasaron
los primeros cien metros y de pronto sonó “Crucifixus”, mi otra debilidad. No
podía creérmelo. Esta marcha del compositor cartagenero José Alberto Pina me ha
transmitido mucha paz, una marcha que evoca al sufrimiento de Jesús en la cruz,
pero no es dolor, sino sacrificio por todos nosotros y sobretodo amor.
El
lento andar del trono con la bellísima melodía de esta marcha hicieron que el
principio de la calle Angostos fuera un regalo para mí, un sueño hecho
realidad.
Es Moreno
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