viernes, 13 de marzo de 2015

Caridad del Guadalquivir (Paco Lola) - Calle Diego Tortosa

Caridad del Guadalquivir - Traslado de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza- Calle Diego Tortosa. Por María José y Ana María Ríos Martínez

Existen momentos en la Semana Santa de Cieza que no se podrían entender sin su particular banda sonora. Si Semana Santa Ciezana es el concierto del pregón, el Adagio de Albinoni es la procesión del silencio, o In Nomine Domini es la entrada del Santo Sepulcro; sin duda, Caridad del Guadalquivir es la llegada de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza a su casa de hermandad, sita en la Calle Diego Tortosa, en la noche de Jueves Santo.

Pertenecemos a la cofradía de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, más conocida como “Los Hijos de María”, desde muy pequeñas. Muchas han sido las veces que hemos acompañado en procesión a nuestra Virgen por las calles de Cieza en la tarde noche de Jueves Santo hasta su llegada a la casa de hermandad, y otras tantas las que hemos vivido la procesión desde fuera, como simples espectadoras. Pero de una forma o de otra, siempre hemos esperado ansiosas que la Virgen llegara al final de la Calle del Barco y empezara a doblar por la Calle Diego Tortosa para que comenzara a sonar Caridad del Guadalquivir. Sin embargo, si tenemos un especial recuerdo de esa marcha no es precisamente de un Jueves Santo, sino del primer traslado en que se nos permitió a las hermanas de la cofradía llevar a la Virgen a hombros.

Desde el año 2007, el traslado se realiza el fin de semana anterior al del Domingo de Pasión, convirtiéndose este así en la primera procesión de la Semana Santa de Cieza. Fue este mismo año el primero en el que se nos dio a las hermanas de la cofradía la oportunidad de portar a la Virgen. A pesar de que nosotras soñábamos desde pequeñas con ser anderas, y ensayábamos año tras año por el pasillo de nuestra casa con un palo de escoba sobre los hombros y tarareando marchas procesionales, unas semanas antes del traslado, nos hicieron ir al polígono industrial de Los Prados a ensayar. Con un viejo trono y la radio de una furgoneta que repetía una y otra vez Caridad del Guadalquivir, las hermanas de la cofradía pasamos la tarde ensayando hasta que creyeron que estábamos lo suficientemente preparadas para convertirnos en anderas por un día. ¡No se fiaban de las mujeres!

Y por fin llegó el gran día, cuando la Virgen llegó al final de la Calle Mesones, sonó la campana que indicaba el cambio de relevo y las mujeres fuimos llamadas al trono… ¡era la hora de debutar! Acompañadas por la Agrupación musical Averroes de la OJE de Cieza, realizamos prácticamente el resto del recorrido, sorprendiendo a nuestro paso a muchos de los espectadores que abarrotaban las calles de Cieza, no solo por el hecho de ser mujeres sino también por la elegancia con la que mecíamos a nuestra madre.

El momento con el que tantas veces habíamos soñado llegó cuando empezábamos a asomar por la Calle Diego Tortosa. Fue en ese momento en el que empezó a sonar Caridad del Guadalquivir y, como tantas veces habíamos visto hacer a los anderos de nuestra cofradía en la noche de Jueves Santo, comenzamos a mecer a la Virgen lentamente, de forma suave y cariñosa hasta entrarla a la casa de hermandad. Una vez dentro, las hermanas de la cofradía nos fundimos en fuertes abrazos y brotaron de nuestros ojos lágrimas, lágrimas que no mostraban otra cosa que la felicidad que sentíamos por haber cumplido un sueño: portar a nuestra Virgen hasta su casa de hermandad, dónde descansaría hasta Jueves Santo.

No lo debimos hacer tan mal, pues desde ese día somos las hermanas de la cofradía las únicas encargadas de llevar a Nuestra Señora de Gracia y Esperanza en el día de su traslado. Desde entonces, nosotras, fieles a la cita, acudimos con la misma ilusión o más que la primera vez, deseosas de sentir su peso sobre nuestros hombros y de “guardarla” en su casa al son de Caridad del Guadalquivir, en los últimos años interpretada por la Asociación Musical No Tenemos Prisa, en la que tenemos grandes amigos, entre ellos, el creador de este blog, Pascual López, Pascui para los amigos, al que agradecemos la oportunidad que nos ha brindado para escribir en este blog sobre nuestros sentimientos cofrades y reivindicar el papel de la mujer en la Semana Santa.

Detrás de un gran nazareno, siempre hay una gran mujer. ¡Vivan las “Hijas de María”!

¡A Cieza por su Semana Santa!



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