domingo, 30 de marzo de 2014

A ti Manué (Juan José Puntas Fernández) - Calle Buen Suceso

A ti manué y la luz de Viernes Santo, por José Ángel García Gómez

Si hay un día con una Luz especial es Viernes Santo, ese día que el ciezano está esperando todo un año que llegue y todo un día esperando que no se acabe. Y de todas las procesiones generales, si hay una con una personalidad más acentuada que la demás esa es la del Penitente, quizás y sobre todo por esa luz del Viernes Santo.
Casualidades o no, la Procesión del Penitente discurre en Cieza mientras está terminando “La Madrugá” sevillana, y ese pasar de “los santos” por calles más abiertas en la carrera ciezana, coincide con el sevillano de recogida a esas mismas horas en sus templos, y con todos estos paralelismos, cómo no iba a parecerse la música de dos momentos tan hermanos.
Por eso mi marcha y mi recorrido en la carrera, son “A ti Manué” al final de la calle Buen Suceso, y sonando a la misma hora que suena por las calles del sevillano Barrio de San Román cuando la Hermandad de Los Gitanos agota sus últimas horas de “La Madrugá” por las calles de su barrio, siendo ya el mediodía del Viernes Santo, siendo ya “la hora”.

Originariamente en 1990, Juan José Puntas dedicada la marcha a su padre, devoto de esta Hermandad y de su “Señor de la Salud”, pero al final y tras el éxito conseguido por la misma y la petición de un íntimo amigo decide hacerla extensible a la Cofradía, pues como el bien dice, no hay mejor Homenaje a D. Manuel Puntas, que comparta estos sones con sus hermanos de los Gitanos.
La marcha muy melódica de principio a fin, cuenta con un especial pasaje que la hace más singular y es su extraordinario y largo sólo de trompeta que la hace emocionante, rompiendo después no de forma brusca y espectacular, sino que recuperando el tema central de la melodía, para después sí romper en un final más acentuado. Por su estructura acepta que se incluyera letra y eso ayuda a entender mejor el contexto, el momento e incluso los sitios para los que la marcha se compuso, con todos esos alicientes ya está considerada como el Himno oficioso de la Hermandad de los Gitanos.

De San Román viene Jesús al clarear la mañana sosteniendo su cruz.
Entre oro, lirios y rojo clavel dios rezo entre fragua y fe.
Nazareno de la salud eres día, mi guía, mi rumbo y mi luz.
Entre llantos de amanecer tu hija que va llorando por ti Manuel.




Lo que no saben en Sevilla es que a esas horas que se recoge su Hermandad, a más de 600 kilómetros de distancia, una Cofradía ciezana, la del Cristo de la Agonía ha elegido esos mismos Sones para que su Paso Jesús en el Calvario agote sus últimos momentos en el adoquín ciezano, porque se acerca “la Hora”, porque se desvanece ya la Luz, esa Luz de Viernes Santo.



José Ángel García Gómez

jueves, 27 de marzo de 2014

Entrada de El Santo Sepulcro/ In Nomine Domini (Antonio Salmerón Morote) - Calle Cartas

Entrada de El Santo Sepulcro/ In Nomine Domini (Antonio Salmerón Morote) - Calle Cartas Por Antonio José Contreras

Muy buenas a todos los lectores de este blog y en especial a los que ahora mismo leen este artículo. En primer lugar, reconocer la idea de Pascual, un lugar donde los semanasanteros puedan expresar sus sentimientos hacia su semana santa, la de Cieza, como bien sabéis todos, declarada de Interés Turístico Nacional hace bien poco, aunque para mi ese galardón o distinción, como se le quiera llamar, se queda más bien corto.
En esta ocasión, no voy a nombrar ninguna calle en concreto del recorrido, ya que este acontecimiento transcurre en la calle Cartas, excluida del recorrido oficial, excepto para la cofradía de la Oración en el Huerto y Santo Sepulcro, más conocida como “Los Dormis”. Esta tiene su Casa-Museo en esa calle, lugar donde guardan durante todo el año con cariño y devoción, sus pasos procesionales. La entrada de Jesús en Jerusalén, popularmente conocida como “La Burrica”, La Oración en el Huerto, uno de sus titulares, sin olvidarnos de La Caída, La Unción en Betania o El Ángel Triunfante, pero sin ninguna duda para mi, hay un paso que quizás, con el transcurrir de los años, está provocando una verdadera devoción por todo hermano “Dormis”, el Santo Sepulcro, o como yo, cariñosamente le llamo, “La cama”.

Aún recuerdo, las tradicionales remolachas de los tercios infantiles de nuestras cofradías y hermandades. En ese tiempo, ponernos la túnica de nuestra hermandad era síntoma de alegría por reencontrarnos con amigos, que por estudiar en otro colegio, vivir en otro barrio o incluso vivir en otra ciudad, solo te reencontrabas con ellos esa maravillosa semana de pasión. Las procesiones en este tercio, se vivían muy distintas, no había sufrimiento alguno y nuestro objetivo principal era repartir cuanto antes las bolsas de caramelos, que nuestras madres nos cargaban en la barriga, entre el público allí presente.

Ya desde muy pequeño, mi devoción por los Dormis ha sido muy fuerte, ya que he seguido los pasos de gran parte de mi familia. En especial, recuerdo las tardes de Miércoles Santo, donde empecé a dar mis primeros pasos como andero, claro, al ser un “enano” solo cabía la posibilidad de procesionar con el “Angelico”. Mi sueño era algún día llegar a sacar a hombros a los “santos grandes”.
Seguro que a más de un lector le está saliendo la típica sonrisa, al recordar los viejos y buenos tiempos.

Llegó el día de dar el paso al tercio de anderos. Perfectamente recuerdo ese día en el que me estrené, Domingo de Ramos de 2008. Ese día cambié la palma por la vara. Ese día mi vida cambió por completo.

Pasó la semana y mi hombro cada vez iba más dañado, pero no podía rendirme antes de llegar al día por excelencia de la semana santa ciezana: Viernes Santo.
Por primera vez iba a portar la obra cumbre de Manuel Juan Carrillo Marcos, imaginero ciezano que hizo de un simple Cristo yacente, custodiado por 4 ángeles, el verdadero porqué de ser un hermano "Dormis" y por supuesto de estar orgulloso de pertenecer a la mejor semana santa del mundo, la de Cieza.

Viernes Santo por la noche, procesión del Santo Entierro, 23:30, relevo del Rincón de los Pinos, la "Cama de Cristo" dobló la esquina y los nervios se apoderaron de mí. Me quedé impresionado ante la belleza de este paso y sobre todo del cariño con que lo llevan los anderos "dormis". La imagen del Cristo yacente y sus 4 ángeles se poso a mis pies. Era la hora de meterme por primera vez en ese trono. Desde el primer momento, sabía que ese día, mis compañeros de vara, entre los que se encontraban mi primo Rubén, mi padre, mi tío "Mancebo", el "Candelo", Juan “Nicolás”, el "Chalpuelo," y su hijo Alejandro, y del relevo en general, estaban muy raros. El respeto, la devoción y la admiración se iba trasladando de una vara a otra y "La Cama" flotaba sobre las calles del casco antiguo de Cieza al son de marchas fúnebres, que acongojaba aún más si cabe. Con el paso del recorrido este sentimiento iba en aumento hasta que llegó el momento. El cabo de vara, tocó la campana y la "Cama de Cristo" descansó ante la Basílica de La Asunción. Los más veteranos de mi vara me decían que había llegado el momento más especial de la semana para un "dormis". Esas palabras, me ponían más nervioso de lo que estaba. Sonó de nuevo la campana para enfilar la calle Cartas. Al doblar la esquina, con las luces apagadas del alumbrado público, solo se podía ver con las luces que portaban los ángeles custodios del trono y con los báculos de la hilera de nazarenos que nos acompañaban esa noche. El tambor de la banda de música dejó de tocar, y un tambor sordo lo relevó. El silencio era el protagonista en esa calle. En ese momento, solo se podía escuchar algún que otro crujido de alguna vara, el "arrastrar" de los pies de los anderos, tan típico en nuestra localidad y algún que otro suspiro más fuerte de lo común.

Al llegar al portón de la Casa-Museo de "Los Dormis", una voz rompió con el silencio de ese instante. Si, me era muy familiar, era Luis Carlos Roldán, hermano y andero de nuestra cofradía. Iba a orarle unas palabras al trono. Por primera vez lo iba a escuchar como andero y no como público o incluso como nazareno.

"Señor, el día ha sido largo, pero aún con cansancio hemos sacado fuerzas para llevarte esta noche. Es Viernes Santo, es una noche especial, a los "dormis" y a Cieza nos hierve la sangre de tu sufrimiento. Te entregaste por nosotros y no te dejaremos solo. Los que se fueron antes esta noche han estado aquí, con nosotros en la vara, y hablan de ti. Y hoy señor te dejamos aquí pero no estás solo. Al cerrar el portón, los dormis te llevaremos cerca cada noche del año, para pedirte fuerzas y poder alumbrar el nuevo caminar de cada día. No, señor, no estás solo, estamos nosotros como hermanos, estamos todos, esperando tu amparo y tu perdón y con la esperanza de tu resurrección. ¡Que suene el tambor!
La túnica morada nos hace sentir la penitencia, y señor haremos el bien como tú lo dices, hasta la feliz resurrección ¡Que suene el tambor!"

Al acabar esas palabras, mi rostro se convirtió en un verdadero río de lágrimas. Era una sensación difícil de explicar. La marcha In Nomine Domini comenzó a sonar y "La Cama" empezó a desaparecer poco a poco para que el portón se cerrara. Al cerrarse el portón y bajar cuidadosamente en brazos el trono, la tristeza inundó la cochera. Algún que otro nazareno y andero, no podían contenerse la emoción y rompían a llorar mientras se abrazaban unos a los otros. Un ritual que se me quedó marcado para siempre y por el que estoy haciendo el esfuerzo de escribir estas palabras, sin emocionarme de nuevo.

Quería terminar, dándole las gracias una vez más a Pascual, por darme esta oportunidad, sin olvidarme de las personas que han hecho posible que haya podido vivir este momento.

¡VIVA LA SEMANA SANTA DE CIEZA!

Antonio José Contreras

martes, 25 de marzo de 2014

La Cruz de doble brazo (Ignacio Sánchez Navarro) - Calle Larga

La Cruz de doble brazo (Ignacio Sánchez Navarro) - Calle Larga por Antonio Jesús Hernández Alba

Muchas son las marchas y muchos los recuerdos de esas Semanas Santa que ya se difuminaron en el tiempo. Podría hablar de cómo, cuando solo era un niño, la imponente melodía del Himno Nacional me lanzaba de un salto al balcón, que da a la calle Cánovas del Castillo, para comprobar qué “santo” salía o entraba. Podría hablar de cómo a cualquier ciezano se le ensancha el corazón y la emoción le recorre la cara cuando de la calle San Sebastián se escapa el solo de Semana Santa Ciezana; o cómo, al llegar a las Claras, el Adagio de Albinoni mece la silueta del Cristo de la Agonía en el más absoluto recogimiento.

No, hoy mis palabras quieren describir un momento que, realmente, me ha marcado como procesionista y músico ciezano. Para encontrarlo en mi memoria he de remontarme hasta la noche del Miércoles Santo de 2009, fecha en la cual acompañé como músico al Santo Cristo por primera vez. Es cerca de la una de la madrugada cuando la adorada Imagen franquea la calle larga y la Banda de la Escuela de Música, mi banda, a la señal de la caja, comienza a emitir las notas de una sutil melodía que, cada año, el genio musical de Ignacio Sánchez Navarro nos regala. Estoy hablando de “La Cruz de Doble Brazo”, una marcha cuyo inicio es apenas un susurro de clarinetes que pronto desemboca en un crescendo, creando así un clima perfecto para la oración. Poco a poco, sus notas van tejiendo una melodía y una armonía tales que parece que la propia música llorara, mientras que el Santo Cristo se mece en el estrecho y poco iluminado principio de la calle. Cieza entera contiene el aliento expectante, la dorada cruz parece que quiere acariciar las añejas paredes, mas nunca las roza. Una mano aparece en una ventana, acariciando la ensangrentada mano del Señor, fundiéndose con ella en un abrazo temporal. Es en ese preciso instante en el que el tiempo parece detenerse. El silencio, apenas roto con los delicados acordes de esta gran obra, se mezcla con la dolorosa luz de las tulipas y el suave vaivén del sudario. Acaso sea por la música, acaso por la presencia del Cristo y sus tres ángeles, acaso por el fervoroso ambiente, pero nadie, semanasantero o no, queda indiferente a este momento.

Mi alma retuvo cada detalle de aquel día, de aquello minutos en los que solo existían el Cristo y la Música, y los grabó en lo más profundo de mi memoria junto con el recuerdo de mi abuelo, en aquel entonces herido por una enfermedad de la que no se recuperaría. Esa noche entoné una silenciosa oración hacia los cielos mientras esa música me envolvía de tal manera que casi podía palparla.
Desde entonces, cada año espero fervientemente reencontrarme con el Cristo del Consuelo al llegar a la calle larga y tocarle la Cruz de Doble Brazo mientras avanza lentamente hacia la Esquina del Convento. Quiero revivir ese momento en el que incluso el viento se calla y la luz lunar parece apagarse, dejando solo el resplandor rojizo del Santo Cristo del Consuelo. Incluso ahora, mientras escribo estas líneas, cierro los ojos y siento el frío de la noche en mi piel, veo la florecida cruz deslizarse a un lado y a otro y siento que la garganta se me anuda y las lágrimas cristalizan mis ojos.
El recuerdo de Higinio Alba, aquel que me instruyo (junto a mis padres) en la Fe y en el amor a la música, está presente cada noche de Miércoles y Viernes Santo mientras las últimas dulces notas se funden con el silencio de la calle larga al alejarse por ella.

Antonio Jesús Hernández Alba

domingo, 23 de marzo de 2014

Semana Santa Ciezana (José Gómez Villa) - Calle Cánovas del Castillo

Semana Santa Ciezana (José Gómez Villa) - Calle Cánovas del Castillo. Por Francisco Javier Oliver Juliá

Para una gran idea y por petición de un compañero en lo musical, de hermandad, un amigo y alguien que me ha visto crecer y sabe muy bien mi pasión por algo que, para nuestro pueblo, va mas allá de lo religioso: La SEMANA SANTA CIEZANA.

Sí, la marcha más importante para la semana grande de nuestro pueblo, es la protagonista de mi historia y posiblemente, porqué no, para la de otros.
Para definir esta marcha con una calle tengo que remontarme a mi infancia, y concretamente a esos viernes santo por la noche que como niño, no podía desfilar en la procesión, excepto un año que por razones del destino, con 5 o 6 años pude realizar todo el recorrido junto al director de la banda en la que ahora toco, Francisco García Alcázar, noche que recuerdo con mucho cariño.

Cada viernes noche, tras ver la procesión, corría como un loco arrastrando a mi hermana hacia la puerta de la casa de los santos, donde mientras el solo de Semana Santa Ciezana entraba por mi oído, contemplaba con mis ojos y la ilusión que solo tiene un niño como la Santa Verónica, MI VERÓNICA, que ahora solo puedo ver salir por motivos musicales, se adentraba en la calle Cánovas del Castillo acompañada de la banda en la que bastantes años después sería miembro, con la gran composición del maestro Gómez Villa. Ese momento en el que el paso titular de la que siempre será mi hermandad por encima de todo, se balanceaba hacia los lados a los hombros de sus pocos y cansados anderos, mientras el maestro García Alcázar tomaba prestada la trompeta de uno de sus músicos y tocaba el solo de SEMANA SANTA CIEZANA, haciendo de ése, un momento único.

Tal vez no era una entrada como la de otros pasos actualmente, pero para mí era un momento especial. Los pelos sobrepasaban el calificativo de ‘de punta’ y la emoción hacia que mis ojos se llenaran de lágrimas por un instante. Inexplicablemente, era un momento increíblemente especial, el cual todavía no sé ni cómo relato. Semana Santa Ciezana, por esa llegada y tal vez, porque mi padre me dormía con ella con solo 2 años, será especial, y mientras la escuche y la toque, recordaré siempre ese momento y ese lugar.

Francisco Javier Oliver Juliá

viernes, 21 de marzo de 2014

Getsemaní (Ricardo Dorado) - Calle Cánovas del Castillo

Getsemaní- Calle Cánovas del Castillo por Almudena Gómez Hortelano

Son muchas las marchas y los momentos que 'nos tocan la fibra'. Después de tantos años, una se da cuenta de que la música se ha convertido en su vida. Algunos tenemos la suerte de vivir cada nota, cada acorde, y sentir cómo recorre nuestro interior, desde el dedo gordo del pie hasta el último pelo de la cabeza, como si cada segundo fuese un minuto, como si el tiempo se detuviese, o se ralentizase, para que el sentimiento sea mayor. Esta vivencia de la que hablo me pasa a mí, personalmente, con cualquier música de calidad que llegue a mis oídos, pero claro está que si hay que destacar algún aspecto de las marchas fúnebres y/o de procesión, ese será, bajo mi punto de vista, el enorme sentimiento que despiertan.
No sé si podría hablar de una marcha favorita, pero siempre hay alguna que ocupa un lugar privilegiado en el ranking personal de cada uno. A veces puede tener una explicación lógica, como la relación con algún ser querido o algún lugar clave, como en el caso de la entrada anterior de Paquita y Toñi de Santo Traslado en la calle Diego Tortosa. En mi caso, la marcha sobre la que voy a escribir ('Getsemaní', de Ricardo Dorado) y la calle con la que la relaciono (calle Cánovas del Castillo), no guardan nada de especial, pero fue un momento de esos en los que la sensibilidad aflora más de la cuenta, y el sentimiento vivido al escuchar una pieza así es más fuerte de lo normal.
Fue una mañana de Viernes Santo, cuando todavía tocábamos detrás de algún trono que salía de la cochera de los santos. El ambiente que se respiraba en la calle de la cochera mientras esperábamos para salir era agradable; músicos de distintas bandas, las calles llenas de instrumentos, los unos viendo desfilar a los otros, con sana admiración. Pues bien, esa mañana, cuando acabábamos de salir, dirección a la confitería de 'La cañeta', justo a la altura del cruce con la calle Santo Cristo, estuvimos parados un buen rato, y Paco, nuestro director, decidió que interpretásemos una marcha que estábamos mucho tiempo sin sacar de las carpetas, de hecho yo ya llevaba bastantes años en la banda y nunca la había escuchado. Esa marcha era 'Getsemaní'. En los casi 9 minutos que dura, no nos movimos del sitio. Los anderos nos escuchaban apoyados en las varas y un 'chorro' de músicos de otras agrupaciones iban llegando a la iglesia y a la cochera para esperar a que saliera el trono al que tenían que acompañar. Yo, al estar parados y en un sitio en el que todavía no hay mucha formalidad en el desfile, por decirlo de alguna manera, puesto que se acaba de iniciar el recorrido, me permitía el lujo de girarme para así poder ver a todos mis compañeros formados tocando aquella 'cosa' maravillosa, lo cual me removía todavía más. Fue ese momento, el conjunto de lo visual y lo auditivo, esa situación, una de las que más se quedó grabada en mi interior, hasta el punto de que cada vez que escucho esta marcha, que son muchas, parece que siento en mi cara el aire agradable de primavera que corría esa mañana de Viernes Santo, en esa esquina, con esos músicos yendo y viniendo, esos anderos mirando... En ese momento descubrí una marcha que se convirtió en una de las que más sentimiento despiertan en mí, una marcha que comparto en admiración con mi gran amigo Pablo Penalva, y sobre la que siempre hablamos cuando se acerca este momento del año.
No soy una persona practicante, tampoco creyente, no tengo la suerte de tener esa fe a la que algunos se agarran en los momentos más difíciles, pero lo que sí tengo claro es que, independientemente del sentido religioso, adoro la Semana Santa. Las calles cobran vida, cada esquina suena, y dos de las grandes artes, música y escultura, se unen para convertir el lugar en un museo vivo con banda sonora completa que hacen de esa semana una semana mágica.

Almudena Gómez Hortelano

miércoles, 19 de marzo de 2014

Crucifixus (José Alberto Pina) – Plaza Mayor

Crucifixus (José Alberto Pina) – Plaza Mayor. Por Joaquín Caballero Segura.

Quien verdaderamente me conozca sabrá o habrá comprobado que yo nunca he estudiado para ser músico y tampoco pertenezco a ninguna banda en particular, pero siempre he sentido un enorme entusiasmo por la marcha procesional, cada una de ellas ha marcado un antes y un después en mi trayectoria por las bandas de música (aunque tan solo como oyente).

Fue en el año 2011 cuando me ofrecieron por primera vez participar como andero en el Vía-Crucis Procesional del Santísimo Cristo de la Sangre, el Lunes Santo, a mí me hacía mucha ilusión pero a la vez dudaba en participar, parecía raro, pero como que me venía grande salir esa noche. El caso es que al final tuve que aceptar gustosamente.
Siempre es sabido que cuando el “Cristo de la Sangre” sale del pórtico de la Basílica de la Asunción, suenan las notas de “Al Señor de Sevilla” de Abel Moreno, pero ese año y quizás por cuestiones del destino, sonó Crucifixus. Tan solo la había escuchado (por vídeos) un par de veces hasta ese momento, no prestándole la suficiente atención merecida. En ese instante la Plaza Mayor enmudeció, las notas reflejaban un sentimiento nunca imaginado pero que se repetiría año tras año.
En el año 2012 y 2013, la marcha se convirtió protagonista a la entrada del Santísimo Cristo de la Sangre en la Plaza Mayor, los asistentes atónitos han sentido un enorme respeto y admiración por esta composición, clave para los desfiles procesionales de nuestra Semana Santa, clave para algún momento en especial y sobretodo clave para el Ciezano.
Al hilo de todo lo narrado anteriormente y de lo que es una marcha procesional, esta no es totalmente difícil en su planteamiento como tal, me explico; una marcha, desde la primera vez que la escuches, tiene que ser un claro ejemplo de deseo de volver a escucharla, se tiene que diferenciar de las demás, teniendo claro el desarrollo, trío y re-exposición del tema, y sobretodo y lo más importante, debe de tener un momento, ese momento lo elegimos cada uno de nosotros, es algo muy particular. Para mí el momento de esta marcha es y será la Plaza Mayor. Y no cabe la menor duda que sonará en la Calle San Sebastián al paso de la imagen de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, al Santísimo Cristo de la Expiración en la calle Buitragos, a María Santísima de la Soledad en la Plaza del Comisario o a la Santísima Virgen de la Piedad en la calle Mesones, tan solo sonará, quedando un vacío en las almas de aquellos que comparten el arte de la música, un vacío que acaba para mi todos los Lunes Santos al término de la marcha en la Plaza Mayor, teniendo la certeza y la ilusión que vuelva a sonar Crucifixus al año siguiente.

Joaquín Caballero Segura

domingo, 16 de marzo de 2014

Santo Traslado (Miguel Pérez) - Calle Diego Tortosa

Santo Traslado - Calle Diego Tortosa. Por Toñi Cano y Francisca Cano

Un gran amigo nuestro, tanto de mi hermana Paquita como mío, nos ha pedido que colaborásemos con su blog, escribiendo sobre los sentimientos que unen una marcha de nuestra Semana Santa con una calle de Cieza.
Muchos os preguntaréis una cosa al leer el título, ¿dónde está la calle Diego Tortosa? Pues bien, Diego Tortosa es esa calle pequeña que va desde la iglesia de la Asunción hasta el Muro, donde está la casa-museo de la Virgen de Gracia y Esperanza.
Para entender la relación que tiene esa calle con esa marcha, tenemos que retroceder un poco en el tiempo, concretamente al año 2000. Esa es la primera Semana Santa en que mi hermana Paquita y yo tocamos juntas con la Banda de la Escuela Municipal de música de Cieza. Si hay algo que la música, y en especial esa Banda, ha hecho por nosotras, ha sido unirnos muchísimo, además de darnos la oportunidad de hacer amigos para toda la vida.
Pues comencemos con la historia. Quienes nos conozcan medianamente sabrán que mi hermana y yo no somos devotas, sino todo lo contrario, somos más bien guerreras. Además, esas personas seguramente habrán escuchado alguna historia sobre la persona que más ha influido en nuestras vidas, por su forma de ser, por sus ideales, por sus valores: la chacha Paca.
La chacha Paca era una tía abuela nuestra que vivía en la calle Diego Tortosa. En mi casa, todavía se recuerda como, cuando mi hermana Paquita era pequeña e iba a la Escuela de Música en la calle Empedrá, la chacha Paca la esperaba con una tortica de pan dormido y una chocolatina para que su Paquita merendase.
Desde que entramos en la banda y empezamos a desfilar en las procesiones, la chacha Paca nos ayudaba, en la medida en que le era posible, a arreglarnos para cada procesión. Su lema era: hay que ir de punta en blanco. Así que nos revisaba de arriba a abajo: corbata bien puesta, cuello de la camisa bien planchado, jersey sin una mínima arruga y sobre todo, el faldón bien metido por dentro. Pero no sólo la ropa, todavía recordamos como, con sus dedos torcidos de tanto trabajar y un trapo, le sacaba brillo al bombardino de mi hermana mientras decía su frase esa de “nena, el pito tienes que llevarlo limpio”.
¿Cómo le compensábamos? Partiéndonos la cara por conseguir algunas flores del trono con el que habíamos tocado y revisando al día siguiente la procesión en el Telered con ella.
Hasta que murió en septiembre de 2008, la Chacha Paca nos vio desfilar con muchas hermandades pero ella siempre tuvo la ilusión de vernos tocar con una: la del Santo Cristo. Por casualidades de la vida, en la Semana Santa de 2009 acompañamos a esa hermandad. ¡Lo que hubiera disfrutado viéndonos!
Sabiendo esto, os será más fácil comprender la relación de la marcha “Santo Traslado” y la calle Diego Tortosa.
Se nos pone la piel de gallina todavía de recordar el momento en el que Paco, el director de la banda, se gira y dice “poned Santo Traslado” por la calle El Barco. Cuando empezamos a tocar, y vamos llegando a la calle Diego Tortosa, se empieza a ver la ventana de la casa de la chacha Paca. Esa ventana que hace ochava por la que hemos mirado tantas veces cuando íbamos a ver a nuestros tíos. ¡Cuántos recuerdos se nos venían a la mente!
Al paso que marcaba la caja, llegamos a la altura de esa ventana. En ella, la incombustible prima Marujica, sobrina de la chacha Paca a la que quiso y cuidó como si fuera su propia madre, nos mira pasar visiblemente emocionada. Ahora ya es inevitable: se nos saltan las lágrimas.
Quizás no sean la marcha y la calle más bonitas del mundo, pero esa combinación no la vamos a olvidar jamás.
¡Ah! ¿Y qué hicimos cuando terminamos? Partirnos la cara como nunca lo habíamos hecho para conseguir una flor del trono del Santo Cristo.

Toñi Cano y Francisca Cano.



Mektub (Mariano San Miguel) - Calle San Sebastián

Mektub, por Francisco García Alcázar, director de la Banda Juvenil de la Escuela de Música de Cieza

Me pide mi tuba (en el sentido posesivo musical, por formar parte de la banda que dirijo) Pascual López, que escriba algo acerca de las percepciones sensoriales de espacio, tiempo, y también ¿por qué no?, meditativas que me pueden y de hecho me producen, el motivo sonoro de la interpretación de para mí, la obra musical de semana santa que más me ha influido musicalmente; MEKTUB.
En esa época de la primavera en que Cieza se transforma en un lugar para semanasanteros (creyentes o no), pero si amantes de esa cultura tradicional que sobre todo para los nacidos o criados aquí, la sentimos de forma especial, ya como andero, como capuruchos o penitentes, como espectador, etc. Y no digamos en mi caso como en el de Pascual, en la faceta musical activa.
Recuerdo ir de la mano de mi padre Manuel García un Miércoles Santo por la noche(no sé porqué recuerdo ese día en concreto) dirección a la iglesia de la Asunción, salíamos en la Banda Municipal acompañando a la Dolorosa (mira lo que es la vida, muchos años después fui el compositor de su marcha, La Dolorosa de Cieza) y no tengo claro porqué, la memoria a veces es así de selectiva, pues recuerdo de entre todas las marchas que tocábamos la de MEKTUB, siempre ella, esa OBRA, sí, con mayúsculas, rellenó los huecos del tuétano de mis huesos y de mi alma a aquella tierna edad (9 años) y dentro de mi quedó.
Expresar con palabras las sensaciones que me pueda producir escucharla o simplemente recordarla es tarea dificilísima, pero si puedo decir que en mi caso me transporta a lo que más se puede querer, que para mí son unos padres, mi madre “LA CLEMENTA”, arreglándome el uniforme para ir con mi padre en dirección a la salida de la procesión. Mi padre, Manuel García “EL LORITO”, llevándome de la mano como expresé antes. La espera de la salida de nuestro trono, y por fin el desfile. Marchas lentas, tristes a veces(la mayoría) cuando solo se hacían las más típicas de esta zona(luego llegaron otros estilos como el sevillano que lleva mucho mas ritmo, cosa que en mi opinión no es muy de nuestras costumbres musicales), pero por encima de todas, y sin menosprecio de ninguna, faltaría más, decía Don Vicente Almela (mi primer director de la Banda) "poned MEKTUB" y ahí estaba esa obra que a veces me ponía los pelos de punta, otras me hacia llorar, y otras me era imposible tocarla, pues mi boca se secaba.
Como experiencia total vivida por mí, ya que hablo de estas emociones, a la muerte de mi padre el 31 de mayo de 1988, cuando yo ya llevaba más de tres años como director de la Banda Municipal, se dio la circunstancia que durante unos años no pudimos tocar esta OBRA, pues era tal mi estado de percepción ante la pérdida de mi padre, que entre el llanto, mi hipertensión y muchas más emociones inexpresables, por sentir que mi padre ya no estaba(es más, estoy escribiendo con un nudo en la garganta y alguna humedad en mis ojos), que dejamos de tocarla, hasta que no sé quien de la Banda me dijo: “Paco, porqué no la pones en la calle San Sebastián, nos dejas solos, tú te vas por el callejón del lorito y te vas por el Sotanillo, por los Ejíos hacia la Esquina del Convento, y allí nos esperas y mientras la tocamos”. Y así se hizo hasta que el tiempo me volvió a dar la oportunidad de escucharla de nuevo delante de la Banda.
Podría escribir muchas más palabras tal vez inconexas, o repetitivas, pero creo que ha quedado claro porque esta obra es para mí la más importante dentro de La Semana Santa de Cieza, el porqué, el por quién, que sensaciones, sentimientos, y demás apreciaciones, que lugar es el que indicado para escucharla o tal vez, para esconderte para no escucharla por los sentimientos que te produce algo que te retrotrae a momentos llenos de intensidad vivida.
MEKTUB. LA OBRA.

Francisco García Alcázar.

)

Callejuela de la O - Paseo/Plaza de España. Caridad del Gualdaquivir. (Paco Lola)

Callejuela de la O (Paco Lola) – Paseo y Plaza de España

Me parece “extremadamente alegre” para ser una marcha lenta. Siempre le digo a mis amigas (que les gusta bastante esta marcha) que Callejuela de la O es una marcha para tocar domingo de resurrección, porque cuando la escuchas dan “ganas de bailar”, de hecho, hay bastante charangas que la versionan de buena manera(Charanguera)…
Dejando de lado la posibilidad de tocarla domingo de resurrección, la veo ideal para viernes santo por la mañana, para las calles más amplias y con más aglomeración donde la banda y el trompeta solista se pueden lucir. El paseo y la plaza de España son para mí las zonas ideales donde interpretar Callejuela de la O. Aunque sobre gustos no hay nada escrito, yo no la pondría ni jueves ni viernes por la noche, para esas procesiones hay marchas más "fúnebres".
Personalmente me gusta esta marcha muy muy andaluza de Paco Lola, aunque no es de mis favoritas.




Caridad del Guadalquivir (Paco Lola) – Jueves Santo. Entrada y Salida de la Virgen de Gracia y Esperanza

Caridad del Guadalquivir no es una de mis favoritas, pero sí que es una de las que más recuerdos y emociones me traen. Es una de las marchas que más gustan y la piden mucho desde hace unos pocos años. Es una marcha bonita pero se me hace un poco repetitiva siempre la misma melodía, le dan vida los matices (el juego de fuertes y pianos).
Los recuerdos que me trae son siempre con la hermandad de los hijos de María, sobretodo la entrada y salida de la virgen de gracia y esperanza. No la defino para una calle concreta ni tampoco para un día, quizá me pega poco con viernes por la noche.
Me trae bonitos recuerdos de acabar la procesión tocándola en la calle Diego Tortosa y con ésta repleta de gente. Tocar con tu banda, con la gente atenta y escuchando con respeto a la vez que el trono se mueve al ritmo de la música, es una de las cosas que más me gusta en semana santa, y con esta marcha estas emociones han llegado muchas veces. Yo soy de emoción fácil…





Por último quería añadir que ambas marchas de Paco Lola proceden de dos rumbas que él mismo compuso para su grupo Albahaca. Yo desconocía esto y me sorprendió mucho escucharlas, de ahí el ritmo sobretodo de Callejuela de la O, que a mi para nada me suena a una marcha lenta de semana santa. Dejo los enlaces por si las queréis escuchar.






Solemnidad (José Pérez Ballester) - Calle Cadenas/ Calle del Barco

Para mi la marcha Solemnidad es la calle cadenas o la calle El Barco. Para quien conoce la semana santa de Cieza y para quien participa de ella, quizá las dos ultimas calles del recorrido de noche sean donde las procesiones más se deslucen, hay menos magia, menos "perfección"..... Y no digo que no sea así, pero para mi es mucho más que eso. Para mi son las calles perfectas para relajarse un poco, descansar y disfrutar de esa "soledad", del poco público (muchos padres que van a recoger a sus hijos) que ven la procesión en estas calles y de porqué no, de la magia de estás últimas y tan vacías calles.
Solemnidad, marcha bastante conocida pero humilde(pocos anderos te piden que la toques), no es de las "famosas", pero que representa bien lo que es para mi el sentir de esta zona, marcha tranquila pero no muy triste, incluso con el final(para mi la parte más bonita)que me transmite alegría. Ideal para martes, miércoles y jueves por la noche, también para entrar a la calle Canovas del Castillo, para terminar el recorrido, y perfecta para entrar el paso (Odio entrar "los santos" con el himno nacional, en mi opinión queda horrible aunque sea a lo que estamos acostumbrados). Una marcha sencilla, no para una calle grande, pero que se merece el reconocimiento de una marcha bonita levantina(ahora que están tan de moda las andaluzas) típica de la semana santa ciezana, y tocada por casi todas las bandas que desfilan.





Esto no es ningún estudio, esto es una idea personal, lo que a mi me transmite esta marcha y estas calles. Me encantaría que quien lea esta entrada y le apetezca, escriba si está o no de acuerdo, o simplemente una opinión.


Biografía del compositor.


Saludos!!

El porqué de esta aventura….

El director de mi banda Francisco García Alcázar me "fue mostrando" donde interpretar cada marcha de semana santa, ya que año tras año repetíamos muchas marchas en las mismas calles, y yo que soy un enamorado de la semana santa de Cieza y de muchas marchas de semana santa, pues me he hecho un friki de esta "ciencia".
Ahora que llega este tiempo pre-semana santa, que muy probablemente sea el tiempo donde los semanasanteros más marchas escuchamos, la idea es describir donde interpretaría cada marcha, qué representan para mi, y porqué. La misión es actualizar y publicar entradas con frecuencia, la dificultad revoca en que no tengo tiempo real para invertirlo en esto, así que intentaré escribir lo máximo que pueda y me rodearé de buenos amig@s que quieran también describir situaciones propias, a ver que sucede.....


Un saludo!!